La lectura de La lengua ciega produce un efecto análogo al que siente quien extrae material de una mina y ese material, verbal, terroso, desacostumbrado, tiene que ser tratado en busca de la significación: el metal precioso. Se diría que los significados de los textos de este poeta no se dan en primer término - la referencia real queda velada - sino que tienen que ser obtenidos al final de la lectura. El significado en limpio es el resultado del proceso verbal del poeta y del lector y es una resultante, en el sentido en que se hablaba hace años de la realidad como resultado: la realidad poética no es un dato, sino un resultado de estos poemas. Esto hace que los textos de González Fuentes sean a la vez abiertos y ciegos, salvajes como propuestas de animales que han de ser domesticados todavía. Nos encontramos pues, ante un original poeta que ayuda al lector a desembarazarse del trillado lenguaje de la tribu para purificar los sentidos y las significaciones de lo que, por estar aún por decir, resulta muy difícil de extraer y de decir de una vez por todas. Un excelente poeta de lo oscuro. Álvaro Pombo