Julio Pérez Celada practica una poesía con mordiente, que hace valer el desarrollo narrativo-meditativo, la potencia crítica y la punzada sarcástica sobre el lirismo, la vaguedad y demás pamplinas poéticas tradicionales. Al margen de las preferencias particulares de cada lector, se reconocerá sumaestría en la evocación de ambientes de época, espaciales y morales, y la destreza de un verso que fluye limpio y resuelto, realizando un ajuste de cuentas a cierta vida y valores desde la época de miseria moral del franquismo hasta los tiempos actuales. El resultado alimenta nuestra vida emocional y moral, como siempre ha hecho la verdadera poesía.