En Casa con jardín, según Gracia Trinidad, el autor toca fondo, uno resbaladizo, lleno de corales, hermosos a la vista, pero que no permiten sosiego y arañan a quien se arriesga entre ellos. El mismo humor con el que el texto va dibujando la trama termina por hacer que el buen lector no camine seguro, pues nada hay más sorprendente, desestabilizador e inquietante que lo que creemos conocer y resulta ser muy distinto de lo recordado. Rosario Calleja, ante la provocación que Patera-Tierra no puede evitar, nos advierte del arma más peligrosa que esgrimen los escritores acusados de pesimistas, que es precisamente su insobornable sentido del humos. aunque sea fácil confundirlo con la mala leche.