Para Gustavo Roldán “ Un hombre con sombrero ” es un cable a tierra que enchufa una vez al mes, desde que se publicó la primera página en la revista “Tretze vents”, de Barcelona, en enero de 2001. En eso sigue. Es el único cómic que es capaz de hacer, el patio trasero donde salir a chapotear en el barro después de una buena lluvia y en el que quiere seguir jugando por mucho tiempo. Un hombre con sombrero es apenas unos palitos y un sombrero. Sus historias arrancan de lo más nimio y desembocan en la sorpresa más absoluta o en la excentricidad más aplastante. Una delicia visual en pequeñas historietas para todos los públicos.