En mayo de 1981 estallaría una de las más terribles catástrofes sanitarias que nunca ha sufrido nuestro país. Sería la conocida como epidemia por el Síndrome Tóxico, que afectaría a más de 20.000 personas, 600 de las cuales fallecerían, y un número indeterminado de ellas se verían afectadas por secuelas que aún en nuestros días debieran hacer sonrojar a la administración de salud.