¡Ya nos hay Pirineos! Dijo el Rey Alfonso XIII en la inauguración el 18 de Julio de 1928 de la magna Estación Internacional de Canfranc, con una longitud de 241 metros con trescientas ventanas y 156 puertas dobles, en estos momentos en fase de restauración. Desde mediados del siglo XIX España y Francia entendían la necesidad de horadar por su parte central la barrera montañosa que les separaba, por Canfranc. Lo que había costado 75 años de gestión, el ferrocarril transfronterizo, siguió protagonizando su azarosa vida. A siete años de alegre servicio le sucedieron tres cerrado por la guerra civil española. Abierto y vuelto a cerrar por el gobierno franquista para impedir la entrada de maquis, fue reabierto luchando con la economía de posguerras, hasta que otra vez en 1970 se interrumpió la línea por un descarrilamiento en la parte francesa. Leve accidente de graves consecuencias. Aún no se ha restablecido. Siguen estando los Pirineos a pesar del pronóstico real y del moderno túnel carretero inaugurado bajo el Somport en el año 2003. Y siempre estará Canfranc, mítico, legendario, sugestivo…… En este libro se ve y se cuenta.