La alocada Rachel protagoniza esta segunda novela de la saga de la inolvidable Familia Walsh. Rachel es una entusiasta consumidora de drogas recreativas. Según ella, no por adicción sino por pasatiempo. Al fin y al cabo, hoy día, ¿quien no toma de vez en cuando un ácido, una raya o unas pocas pastillas? ¿Que mejor para olvidar las tensiones del trabajo y disfrutar un rato de la vida? Pero, en una de esas, se le va la mano, y tras una noche de excesos se atiborra de tranquilizantes para dormir a pierna suelta y empezar fresca una nueva jornada laboral. Para su sorpresa, a la mañana siguiente no despierta en su habitación sino en la cama de un hospital, despues de un lavado de estómago y a punto para ingresar una temporada en una peculiar clínica de rehabilitación...