Publicada en 1971, se trata de la primera novela de Javier Marías, considerada desde su aparición como una señal del nuevo rumbo que se iniciaba en la literatura española. Marías señala un nuevo camino que se nutre de la narrativa anglosajona, de la gran tradición norteamericana que incluye a sus autores de novela negra. De allí que este libro, se sitúe en la Norteamérica de los años veinte, esplendorosos y decadentes años -los de Francis Scotte Fitzgerald- en los que tiene lugar la desintegración de una familia.