“LE RESULTABA extraño llamarla abuela, cuando no parecía haber salido nunca de la adolescencia. En el estudio de su abuelo estaba tendida sobre un lienzo blanco cubierta de flores menudas, sujetas por las manos de un hombre. En otro más grande aparecía como en éxtasis tocando el piano en una alegoría de la música.” Leonora Mildenburg, la sensual compositora vienesa, es un mito, un ideal de la belleza que nacerá de la fusión de los colores de Klimt y de la música de Mahler, una mujer que esconde en su corazón los deseos dormidos de las mujeres de su época y que representa la última frontera de las conquistas femeninas: el derecho a la creación artística.