Una ciudad fascinante, de enorme atractivo para el autor, quien reconoce en ellas las huellas de la revolución de 1917 y sus ideales truncados por el stalinismo. Recreación de aquellos tiempos esperanzados, cuando se generaban nuevas ideas y los diputados pronuniciaban sus discursos en verso. Moscú es una ciudad con una fuerte carga sentimental e histórica para la izquieda de todos los países.