La vida imaginada de un niño que fue víctima del horror del holocausto. Hurbinek murió a los tres años en Auschwitz. De él solo se sabía que tenía las piernas atrofiadas y una mirada penetrante. Y de él nada sabríamos ahora, si no fuera porque el narrador de esta portentosa historia, en la que se funden ficción y cruda realidad, recupera su vida, la vida de alguien que hoy tendría 63 años. Una novela impulsada por el desgarro y la tragedia, una obra que parte de historias mínimas —la de seres que hoy estarían entre nosotros—, y se abre paso hasta trazar el horror del holocausto.