La colección Palabras a contratiempo trata la virtud de la perseverancia. Enseña lo básico que hay que saber cuándo la utilizamos en nuestros discursos y reflexiones. Parece que el ritmo actual no deja demasiado espacio para la perseverancia. Sin embargo, a menudo esta virtud es responsable de nuestro destino. Tendremos que perseverar, por ejemplo, para concentrarnos en estudiar o para llevar a cabo un proyecto en el que creamos; también si es colectivo, como luchar por una sociedad más justa, a pesar de que el transcurso de la historia nos empuje a abandonar dicha virtud. Pero ¿qué es lo que motiva la perseverancia, a veces hasta el sacrificio personal? Tal vez la respuesta se encuentre, precisamente, en aquel componente sagrado que parece inseparable de la propia palabra.