Anjelina y Lobster se conocen en el comedor del Titanic. Ella es una muchacha triste, incapaz de amar, a quien el peso de la vida le resulta demasiado amargo. Él, un bogavante, capturado junto con sus padres con el fin de alegrar la mesa de los ricos viajeros. Paradójicamente, el naufragio supondrá un renacimiento para los dos. Un breve encuentro al borde de la muerte los une en el goce amoroso, y luego quedan separados. El recuerdo obsesivo de aquel momento de placer los llevará a buscar una unión definitiva que, pese a todo, tal vez no resulte imposible. Con un lenguaje incisivo y directo, desprovisto de todo ropaje innecesario, Guillaume Lecasble indaga en los motivos últimos de la pasión amorosa, y se adentra en un territorio lleno de claroscuros donde impera el eterno Eros-Tánatos. Consigue así en Lobster un relato magnífico, una fábula inquietante, afilada pero plena de sugerencias, que nos invita a bucear en las aguas menos superficiales y más turbias que rodean la isla del amor.