Los recursos en sanidad son limitados, mientras que las necesidades no sólo son ilimitadas sino que tienden a crecer. Esta tensión entre los recursos disponibles y las necesidades, generada por el crecimiento de los costes y la necesidad de dar un buen servicio, ha provocado una crisis en la cual, los países occidentales han optado por soluciones basadas en la limitación de prestaciones sanitarias, como medio reductor de la demanda, o en la implantación de criterios de eficiencia en la gestión del Sistema Sanitario.