Con textos de Mª Antonia Ricas Peces e imágenes del pintor y ceramista Pablo Sanguino, basadas en los poemas, y prólogo del filósofo Luis Peñalver, la autora celebra al Greco en poemas que son pequeños lienzos, sin otra sustancia que la palabra como un parpadeo de estupor, una señal descomponiendo los semblantes de un pintor universal