A los cincuenta años de la muerte de Antonio Machado nos ha parecido útilhacer un balance de los numerosos estudios que suscitó su obra, pero sobretodo considerar ésta en su totalidad, con los problemas que plantea suÃndole plural y fragmentaria, su estructura y su constante evolución. Laobra de Antonio Machado puede aparecernos como una obra poética engastada enuna obra filosófica que se incluye a su vez en una labor periodÃstica,aunque sabemos que casi todos los escritores españoles publicaron su obra enla prensa. Al crear personajes apócrifos, no se trataba sólo para Machado depensar y de verse pensar, ni de refugiarse detrás de unas máscaras cómodas.Los cuadernos que escribió al dÃa sin ningún proyecto orgánico muestrantambién que concebÃa su obra -a través de la forma literaria que llegó aescoger, casi abandonando a principios de los años veinte, y hasta laguerra, el verso por la prosa- como una materia en perpetua elaboración.Esta concepción de la literatura es, en aquella época, totalmente nueva. Nodistingue entre esencias diferentes. Ahà se origina la extraordinariariqueza del pensamiento de Machado pero también cierta dificultadmetodológica para dar cuenta de esta obra, resultado de una escritura difusaque superpone varios lenguajes y los une en un trabajo sin fin, que quizános permita ver en la prosa machadiana -y, por ejemplo, en la elaboración deuna teorÃa poética práctica- la coronación de la obra lÃrica. De aquÃ, noobstante, el indudable fracaso de todo acercamiento temático ajeno oindiferente a la reestructuración continua de los puntos de vista y de lodicho, a la irremediable tensión o contradicción entre teorÃa y práctica,que conducen al escritor no sólo de la poesÃa a la prosa, sino también delsolipsismo al elogio del diálogo y a la reflexión crÃtica, y de éstos alcompromiso polÃtico y a la militancia por la cultura. ¿Machado, hoy? pocoimportan las máscaras del poeta o que no haya conseguido imponer su forma.Los caminos