Con cubierta, ilustraciones y solapas de Julio Caro Baroja . Madrid, 1906. Al volver de París, Baroja trajo un cúmulo de de impresiones e inquietudes sobre la situación del mundo. Apenas liquidada la guerra de Cuba, los franceses celebraban de modo ostentoso sus éxitos coloniales en África y Asia. Una nueva época de imperialismo y colonialismo se abría. Muchos elementos radicales y gran parte de la jeventud francesa se oponía. En esta època se dan también varios pintorescos intentos de crear Estados nuevos por grandes industriales y fantásticos magnates de las finanzas. Combinando estos hechos con un viaje a Tánger como corresponsal de guerra, obtuvo Baroja el material básico para realizar esta sátira.