Los inquietantes y temidos yakuzasya forman parte del moderno folklore japonés. La leyenda los retrata como unos aventureros espiritualmente torturados que, katana en mano, y con un vistoso tatuaje en la espalda, vagan por el país preservando una peculiar nobleza en su vida de proscritos. La crónica negra moderna, sin embargo, los denuncia como el siniestro equivalente nipón de los gangsters, aunque sujetos a códigos y rituales ajenos a la mentalidad occidental. Dentro del medio cinematográfico, conforman un género propio, un estilo privativo de thriller que en Japón es denominado yakuza eiga y está compuesto, a lo largo de un siglo de producción, por más de mil películas. Un género duro y vibrante, caracterizado por su especial sentido de la violencia, su rudeza sin concesiones