En este relato descarnado Maurice Sachs narra sus años en el París de la Ocupación con la aspereza acostumbrada y sin importarle el que dirán acerca de su vileza y de la refinada criminalidad de muchos de sus actos. En 1949, Gaston Gallimard, que tanto había renegado de Sachs, publicó ÑLa cacería , al aroma del exito que venían cosechando los títulos póstumos del satánico autor. ÑLa cacería se ha venido considerando como una continuación de ÑEl sabbat , es decir, la autobiografía en estado puro, la memoria considerada como una de las Bellas Artes. Sachs consiguió escandalizar de nuevo, mostrándose como un personaje malsano, como un exquisito y siniestro escritor. Completan estas memorias las cartas que Sachs envió al final de su vida al filósofo Yvon Belaval desde el campo de trabajo de Hamburgo.