“Escribí la presente novela para la producción de una cinta cinematográfica, pensando que jamás aparecería en forma de libro. En realidad, la casa editorial de Nueva York no me pidió una novela, sino un relato escueto y de pura acción, para que sirviera de guía al director. Pero excitado por la novedad del trabajo empecé a escribir y a escribir, sin darme cuenta de que en vez de un guión producía una novela, y en veintiuna tardes termine El paraíso de las mujeres.” «Hasta en los Estados Unidos -país donde las mujeres ejercen una enorme y legitima influencia- creen algunos, equivocadamente, que mi novela es a modo de una sátira del feminismo norteamericano.» Vicente Blasco Ibáñez