Jardiel ha recreado a Dios a imagen y semejanza del hombre, aunque uno diría que la humanidad enterea le cae mal, y , en cambio el todopoderoso le cae simpático. Así lo señala en la dedicatoria a esta, su cuarta y última novela larga, publicada por primera vez en 1932. Dios visita la Tierra unos días, pero la tournée acaba en desastre. Hasta los milagros le saldrán mal.