¿Somos animales racionales o esclavos de nuestros instintos básicos? ¿Tenemos que reprimir las emociones o podemos integrarlas en la vida cotidiana? Frente al ideal racional del siglo XX, el siglo XXI viaja por el laberinto de las emociones proponiendo una nueva forma de entender la vida. Se trata ahora de sacarle partido a las emociones, de ser emocionalmente inteligente , superando la fría y manida inteligencia bruta.