Klaus Rifbjerg teje en Anna (yo) Anna una historia irresistible y alucinante que atrapa al lector con una prosa hipnótica que se va enredando en una trama alocada con un ritmo frenético. Anna, una mujer de la clase trabajadora danesa, deja la universidad para casarse con un diplomático mayor que ella. Tras residir en diferente países, sufre una depresión con un enfermizo deseo de matar a su hija pequeña, “lo único vivo que tengo”, por lo que vuelve a Dinamarca para someterse a tratamiento. Esta trama sencilla guarda múltiples sorpresas con la irrupción de personajes secundarios que arrastran a la protagonista a situaciones disparatadas de un lugar a otro. La diversión está asegurada porque la emoción sigue a la lástima y el alivio a la incredulidad en un itinerario donde nadie sabe qué será lo próximo que hagan. Anna (yo) Anna explora la ambigüedad de la persona. La narración que va cambiando una y otra vez de primera a tercera persona, presenta a la misma Anna con diferentes percepciones ante lo que le sucede. El lector ve con ternura a una Anna pasional y alocada frente a la Anna racional y fría, luchando por aclarar su personalidad. Anna (yo) Anna muestra la depresión de una mujer de 35 años y se convierte en una indagación de la naturaleza humana y el reconocimiento de cada cual con sus actos y sentimientos contradictorios, en una novela que se lee sin que se note el paso del tiempo.