Los paisajes de la sierra burgalesa de Neila y Urbión quedan descritos desde la óptica de cada uno de los personajes femeninos como un añadido a su propias personalidad. La autora urde con soltura y riqueza lingüística abundantes retazos de la biografía familiar, la realidad ganadera de la trashumancia y de las labores que conlleva, el momento histórico que tenía convulsa a una España venida a menos, el patriarcado que dominaba la sociedad de la época, la fortaleza y vitalidad de madres que tenías los ojos ya casi secos de otear y de llorar.