Después de aquella noche la vida del padre Víctor sufrió un brusco cambio. Los sueños color púrpura de una Roma cercana se trocaron en un largo y oscuro camino en una aldea perdida. Muy cerca, entre el mar y las montañas la existencia de la pequeña Estrella transcurre en el desesperado anhelo de la presencia de un padre, y el acuciante presentimiento de que algo turbio se esconde tras el mutismo en que se protege su madre cuando le pregunta por ese padre fallecido antes de su nacimiento. Cuando en su adolescencia conoce a Javier Pedralonga la amistad que surge entre ellos será como un rayo de luz que ilumine su triste y solitaria vida, hasta que muy pronto la intervención de esa madre amargada y recelosa cortará esta relación.