Cristina cierra los ojos, respira y mira hacia la cama, ese amasijo de vendas y piel tumefacta es Miguel, el hombre que vino a rescatarla, a devolverle la fe en las personas, el hombre sin fisuras. Así empieza Polvo en el viento la historia de una esperanza, un canto a la vida y a las segundas oportunidades, porque todo es posible si queremos vivir plenamente. Miguel está postrado en una cama de hospital en coma y Cristina intentará que salga adelante con su música, con canciones que han marcado toda una época en sus vidas. Recorreremos su doloroso pasado, a veces despiadado que les ha marcado, pero que a su vez ha sido el camino que les llevó a encontrarse. El lector se implicará con Miguel y Cristina hasta tal punto que se sentirá cómplice de sus penas y alegrías, en su pasado y presente incierto, en esa sencillez capaz de sobrecogernos y provocarnos ternura.