Hace diez años, nuestros vecinos eran mayoritariamente de nuestro país, hablaban nuestra lengua y tenían prácticamente nuestras mismas costusmbres. Ahora, en muchos barrios de nuestras ciudades, nuestros vecinos proceden de 25 países distinto, no hablan nuestra lengua, y no tienen nuestras costumbres. Todo esto, en principio, es positivo, pero al mismo tiempo genera algunos problemas.