Las protagonistas de esta novela no encarnan ningún ideal prototipo, ni pretenden ser un modelo para otras. Son sólo mujeres imperfectas, mujeres de carne y hueso, mujeres como tantas que pueblan el mundo. Las amigas de esta novela no se parecen, no se reflejan, sólo son amigas que se quieren y su amor, a veces, se hacen faro en la oscuridad, risa en la tristeza y palabra en el silencio. Nadie mejor que las mujeres sabemos que la vida se juega en los detalles mínimos de lo cotidiano, y que vivir es por lo menos un triple ejercicio: de olvido, que permite perdonar, de pasión, que permite seguir amando, y de resistencia, para no sucumbir, ni dejarse consumir.