Yasmina Reza , autora, entre otras piezas teatrales, de la celebrada y pre-miadísima Arte, hizo un debut novelístico adecuadamente triunfante con Una desolación . Un monólogo: un padre, hacia el final de su vida, habla a su hijo para expresarle toda su desolación. Su rencor contra todos, sus parientes, sus amigos, la gente con la que se cruza en la calle, y muy especialmente contra su hijo. Un hijo que se ha convertido en un adaptado a una época blanda y conformista, la nuestra, en la que reinan la trivialidad de las apariencias, la prudencia timorata, un hijo cuya única ambición es ser feliz y que se larga al otro confín del mundo para broncearse bajo los cocoteros. Feliz, una palabra asquerosa, inconveniente: Hubiera preferido un hijo criminal o terrorista antes que un militante de la felicidad. Yasmina Rez a nos atrapa con esta obra tonificante, con la energía (a lo Cioran ) de la desesperación, con esta novela construida corno una composición musical, en la que las variaciones se encadenan y eluden como en El arte de la fuga de Bach , el músico del que el viejo cascarrabias afirmará, al final, que le ha salvado la vida...