El infinito viajar reúne cerca de cuarenta crónicas de viaje, ordenadas geográficamente, con un esclarecedor prefacio que explica cómo Magris contrapone dos formas de entender el viaje en nuestra cultura: la concepción clásica del viaje circular, que implica el retorno final a la patria o al hogar, como en el caso de Ulises, desde Homero hasta Joyce; y la moderna, de raíz nietzscheana, en la que el desplazamiento es rectilíneo y cuya meta final no es otra que la muerte que, precisamente, se intenta diferir a través de ese infinito viajar que implica ir cambiando a medida que nos desplazamos, mientras damos cuenta de esa transformación mediante la escritura. Porque para él vivir, viajar y escribir son tres facetas de una única experiencia que está en el origen de una nueva forma de la literatura donde se diluyen las fronteras entre relato, ensayo y libro de viajes. Esta mirada confiere unidad a una serie de textos heterogéneos: anotaciones sobre paisajes urbanos u objetos cotidianos, así como bosquejos sobre personajes, evocaciones, relatos de anécdotas o acontecimientos históricos que, indefectiblemente, llevan aparejados los nombres de los escritores que vivieron en esos lugares o que escribieron a propósito de los mismos.