Sirviéndose de estadísticas sorprendentes y de las grandes leyes de la psicología, como la ley de Parkinson, la ley de Murphy, y por supuesto la ley del mínimo esfuerzo, el autor demuestra de manera brillante que un perezoso inteligente puede llegar muy lejos en asuntos financieros...¡especialmente si se une a la filosofía del millonario perezoso!