Nunca estuvo desde Machado tan viva Castilla en la voz del poeta, en la voz de Andrés Fisher ahora, en la memoria que desde niño tengo ahora imantada por su misma voz. El libro es más que espléndido, de un constructivismo luminoso, de una gravitación y densidad poética como solo la propia tierra en la que hunde sus raíces puede otorgar su don, me emociona y conmueve su mirada, su posesión vocálica de lo solar sobre Castilla.