El concepto de indigesto, en su aplicación a este teatro, se puede definir como sinónimo de difícil de aceptar por una mentalidad cultivada y acorde con lo tradicional y lo convencional. La metáfora del alimento es clara; en lugar de lo físico, afecta y pertenece al espectro de lo intelectual y de lo ético. Así, desde la titulación se nos previene que la «ingestión» (por «conocimiento», sea a través de la lectura, lo sea desde la representación) de estos textos provocará (o puede provocar), desarreglos, molestias, incomodidades, rabia, dolor…, en definitiva, reacción en nuestra conciencia, tanto social como individual. Ésa, y no otra, resulta la voluntad del autor, y nos avisa de lo que vamos a encontrar.