En la esquina de los vientos de veranos a orillas del Mediterráneo han surgido estos poemas-cuentos, casi para niños, casi para adultos, tan inocentes como un alma que aprendiera a crecer. Trasmiten la sensación del eterno peregrino, de un lado u otro de la costa, o de las nubes, que busca nuevas oportinidades más allá del horizonte. Se palpa la sensación de sentirse lejos en otras tierras y perdido al regrear. Nuestro autor nos deja atrapados en el tiempo de historias hechas poemas que suceden cerca del mar: melancolías azules que tiñen de claridad episodios oscuros, mentes claras dibujadas en manos vacías. El ensueño se convierte en grito, y la palabra y el verso en dardo, que más que invitar a dormir, intentan despertar conciencias.