Bob Woodward retrata en este libro las enormes contradicciones, tensiones, debates secretos, desconfianzas y enormes dudas en la Administración Bush, en la última fase de su mandato, sobre la guerra en Irak. En estas páginas desgrana el espeso ambiente interno de desconfianza dentro del Gobierno norteamericano, que fue creciendo desde la escalada de máxima violencia en el 2006 hasta los estertores de la polémica presidencia Bush a mediados del 2008. En este periodo del conflicto iraquí, la Casa Blanca desarrolló una nueva estrategia secreta en la que fueron excluidos los jefes militares. El General George Casey, Comandante en Jefe de las fuerzas norteamericanas en Irak, estaba convencido de la incomprensión del presidente Bush acerca de la verdadera naturaleza del conflicto y de su profunda desconfianza sobre su mandato en la zona. La cúpula militar norteamericana también revisó secretamente su estrategia en la zona, convencidos de la falta de rumbo. En el punto más álgido del conflicto, los mandos militares llegaron a preocuparse por la posibilidad de ser acusados del fracaso en Irak. Durante meses, la revisión por la Casa Blanca de la estrategia en la zona de conflicto se mantuvo en el más absoluto secreto, condicionada por una opinión pública cada vez más hostil y temerosos