Observo y escribo armado con un cuaderno, un bolígrafo, un billete de ida y vuelta y un seguro de desmemoria que no me protege. A veces, cuando vuelvo de un infierno, no regreso del todo; algo de mí se queda atrapado en lo vivido, en la gente: olores, frases, rostros, nombres... fragmentos que navegan. Heridas invisibles. Este trabajo tiene su lado amargo: no salva personas, sólo pone nombre a los muertos y a los vivos. Encuadernación: Rústica.