Por una parte, La omisión, que se lee de un tirón, en vilo de policial existencial ?no hay crimen: la muerte, las muertes, son ?naturales??, invita tanto a la identificación como al sueño con una salida soberana que haga estallar lo individual. Por la otra, la omisión no es la de la doble vida de un abogado hipócrita, sino de aquello a lo que la protagonista ha renunciado por cobardía, cediendo en su deseo. Como en La intemperie, primera novela de Gabriela Massuh, es la amistad de las mujeres en un marco político la que sostiene la trama (y la vida).