La única riqueza del hombre es su libertad, de que procede su independencia; lo demás son accesorios, cómodos o no cómodos, pero no auténtica meta humana. El hombre nace para ser libre pero no siempre lo es, o quizás casi nunca lo es; por eso tampoco hay sociedad libre, aun cuando lo parezca. La verdadera libertad aparece en cualquier medio, o cualquier ambiente; en la cárcel, en el campo de concentración, en la miseria. Ojalá en este mundo hubiese más “Rafaeles” Cambra, cuya personalidad, vista desde diferentes ángulos, queda reflejada en este libro.