La búsqueda de la calidad de vida en los ámbitos material, corporal, mental, emocional y espiritual consiste en superar la espiral que nos propone la sociedad de consumo: en la que el trabajo solo sirve para obtener dinero, que nos permita aumentar nuestro nivel de consumo, muchas veces inútil, o que solo busca la ostentación social. Frente a la exagerada multiplicación de servicios y productos que nos fuerza a devorar el consumismo, cabe plantearse una vida más sencilla, más natural y relajada, más austera... que busque el equilibrio personal, con tiempo para la meditación y el silencio, que enriquezca nuestro ser -y no nuestro tener-, en definitiva, que nos aproxime a la felicidad.