Para Guy Montag, bombero de profesión, el queroseno es el más embriagador de los perfumes. «El lunes quema a Millay, el miércoles a Whitman, el viernes a Faulkner, quémalos hasta que sean cenizas, y después quema las cenizas». Más que de un eslogan oficial, se trata de un mantra, de un deber, en un mundo estrictamente controlado, donde pensar es peligroso y los libros están prohibidos. En 1953, Ray Bradbury escribió esta pesadilla futurista y, más de medio siglo después, Tim Hamilton la convierte en una novela gráfica con la colaboración del propio Bradbury. «Una novela que entusiasmará incluso a quienes no leen novela gráfica» ( Library Journal ).