Cualquiera diría que Galileo no tenía abuela: según él, dibujada y cantaba de maravilla, era un matemático estupendo y un iventor asombroso. Claro que... a ver qué abuela puede presumir de un nieto capaz de detectar que el Sol está lleno de manchas, de descubrir que Saturno es el verdadero señor de los anillos o de multiplicar por mil el número de estrellas que hasta entonces admiraban los hombres.