Delphine Dalgleish es una bonapartista educada en París y tan profundamente interesada en el honor de Francia como en el de su tropical isla natal de Mauricio. Pero el imperturbable Sir Gideon Landor la conoció cuando era prisionero de guerra y pensó que era tan hermosa y vacía como un jarrón de porcelana de Sèvres. Más tarde, un enfrentamiento a medianoche, un encuentro conmovedor en una calle de París y la sorprendente llegada de ella a Londres les obligaron a reconocer que ambos eran espías - en lados opuestos de la guerra que Napoleón había desencadenado en Europa.